lunes, 7 de mayo de 2012

LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN CULTURAL


Existía una triple vía de transmisión de las tradiciones culturales en esta época:
  • Transmisión oral → palabra
  • Transmisión icónico-visual → imagen
  • Transmisión escrita → escritura

Estas tres vías no eran exclusivas, sino que las tres se complementaban de manera que cada una ayudaba a desarrollar las otras dos. No obstante, sí se asistió a la variación que provoca el paso del tiempo. El medio más generalizado era la oralidad -pues participaban las tres clases sociales-, y así siguió siendo durante los siglos XVI y XVII. No hay más que observar el campo religioso, con la catequesis y la predicación, así como la enseñanza escolar; en esta última se observa en Francia el predominio de la oralidad hasta la segunda mitad del siglo XVII, momento en que se asiste a la escolarización en masa o el aprendizaje de un oficio y es entonces cuando la escritura gana terreno. Por su parte, la tradición icónico-visual era el resultado de una larga tradición en el medievo debido a la imaginería y los grabados religiosos que tanto afloraron en el interior de las iglesias, puesto que una simple imagen podía abarcar las otras dos vías, véase la iconografía religiosa que infundían el miedo en la población y conseguía adoctrinar. En términos generales, la tradición oral era a la que accedía la amplia mayoría de la población, mientras que entre las otras sólo una minoría podía moverse con fluidez.

a) Tradición oral

La diferencia entre la oralidad y la lengua escrita es que la primera presenta las características del lenguaje hablado, es decir, las expresiones no siempre se ajustan a las reglas gramaticales como sí ocurre con la segunda. Es por ello que la tradición oral se adquiere de forma mecánica durante el desarrollo biológico debido a la relación con el resto de personas del entorno.
Las lenguas están catalogadas, una jerarquización que había en la edad moderna, sobresaliendo el latín como lengua universal y vehículo de la cultura sabia, seguido en menor medida del griego y del hebreo. Esta jerarquización vio en el Renacimiento y el Humanismo un apoyo, pues los eruditos del momento, los tratados científicos, la lengua eclesiástica y los libros del Antiguo Régimen están en latín. Las lenguas vernáculas eran habladas por comunidades nacionales, teniendo su progreso con el auge del carácter nacional de alguna población; estas lenguas se asentaron con la creación de las primeras gramáticas en lenguas vulgares a principios del siglo XVI. Mención especial en este sentido merece el Protestantismo, pues promulgaba la difusión en lengua vernácula y finalmente, en el siglo XVIII llegan a tener estas lenguas la misma categoría que las clásicas. El latín, por tanto, acaba siendo sustituido por lenguas vulgares -como francés o italiano- en los documentos oficiales. 
La transmisión oral se producía de generación en generación, siendo fórmula habitual las canciones de cuna, las narraciones, leyendas y cuentos infantiles, que se contaban a los niños en el ámbito doméstico, que es el lugar de transmisión oral por excelencia; en este contexto también cabe hablar de las historias de la familia, de la nación o de la comunidad, la duda planteada por algunos historiadores es si en este ámbito hogareño se transmitían nuevas formas culturales como el texto escrito mediante la lectura. La transmisión oral también encontró su foco en fuera del marco doméstico, ya que vías públicas, calles y plazas son espacios donde juglares y poetas se dedicaban a contar sus historias, unas narraciones que se correspondían con una literatura de evasión, sueños y utopías ante la realidad tan cruda que en su mayoría vivían.

b) Tradición icónico-visual

«La buena noticia para los historiadores es que el arte puede ofrecer testimonios de algunos aspectos de la realidad social que los textos pasan por alto...la mala noticia es que el arte figurativo a menudo es menos realista de lo que parece, y que, más que reflejar la realidad social, la distorsiona. Sin embargo, y por volver a las buenas noticias, el propio proceso de distorsión constituye un testimonio de ciertos fenómenos que muchos historiadores están deseosos de estudiar: de ciertas mentalidades, de ciertas ideologías e identidades”. (…) Las imágenes dan acceso no ya directamente al mundo social, sino más bien a las visiones de ese mundo propias de una época. El testimonio de las imágenes debe ser situado en un contexto, o mejor dicho, en una serie de contextos (cultural, político, material, etc) entre ellos el de las convenciones artísticas. El testimonio de una serie de imágenes es más fiable que el de una imagen individual. (…) En el caso de las imágenes, y también en el de los textos, el historiador se ve obligado a leer entre líneas»
BURKE, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Crítica, 2001

La imagen como medio transmisor de un mensaje determinado tenía una función pedagógica tanto en materia religiosa como política. La imaginería tuvo una gran importancia de relieves, retratos y esculturas en los medios rurales dentro de la iconografía funeraria: sarcófagos, sepulcros, tumbas o túmulos. La Iglesia encontró en las imágenes una manera de difundir la ortodoxia a través de exvotos o estampas.
Los exvotos eran una ofrenda religiosa que casi siempre representaban a la Virgen como mediadora entre Dios y los hombres con el fin de salvaguardas sus almas, pero también los cultos marianos se desarrollaron.
Las estampas -que utilizaban la xilografía- fue la mayor forma de difusión de la idea política o religiosa. Se puede hablar de estampas con temática profana y de carácter popular como actividades profesionales o escenas cotidianas, incluso imágenes de astrología. Otra temática era la política, pues príncipes y monarcas utilizaron las imágenes alegóricas y simbólicas ara exaltar sus gobiernos o medidas. La tercera temática es la religiosa, pues al ser vendidas sueltas eran usadas como un medio de devoción que se podía trasladar al entorno doméstico y privado -debido a que eran pequeñas y baratas-; la Contrarreforma encontró en las estampas un instrumento muy eficaz, presentando grandes temas de su devocionario como la Inmaculada Concepción o la Magdalena.


Félix de Lucio Espinosa en El Pincel nos revela que «nos lleva también la Pintura al conocimiento de la suma Verdad, con tantas ventajas que mueve más los afectos ver padecer en las imágenes que oír referir sus Martirios, porque es más firme la representación y queda con más permanencia aquel objeto lastimoso en la idea que la voz, que puede introducir al corazón sus piedades, y borrarlas, o con la facilidad de mal concebidas, o con el descuido de no reparadas»
LUCIO DE ESPINOSA, F. El Pincel, 1681 

c) La escritura: entre el manuscrito y el impreso

Desde etapa medieval la escritura era exclusiva de una minoría intelectual como eran los miembros del clero, círculos universitarios, algunas residencias señoriales o ambientes cortesanos. Es la necesidad de documentan y salvaguardar los datos lo que convierte a Europa en una civilización escrita debido a dos motivos:
       - La capacidad de transmitir y constatar de forma permanente un dato.
       - Avalar la autenticidad con mayor garantía que de forma oral.
Elaborar un libro era muy costoso debido al laborioso proceso que conllevaban las ediciones manuscritas que se había heredado del medievo. Era imprescindible ser meticuloso, usar un pergamino de gran calidad, una buena tinta y un encuadernado óptimo para que el libro perdurase. Además, este podía estar ilustrado mediante un iluminador. Esta serie de condiciones hacen que las obras encargadas emanen de instituciones religiosas o administrativas. La revolución se produce con la difusión de la imprenta, de manera que invierte la situación y la escritura gana terreno tanto en los espacios públicos como en los privados: carteles, leyes, acuerdos o edictos.




BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA PARA AMPLIAR

BOUZA, Fernando, Palabra e imagen en la  Corte. Cultura oral y visual de  la nobleza en el Siglo de Oro, Madrid, Abada Editores, 2003.
BURKE, Peter, Hablar y callar. Funciones sociales del lenguaje a través de la historia, Barcelona, Gedisa, 1996.
BURKE, Peter, Lenguas y comunidades en la Europa Moderna, Madrid, Akal, 2007.
BURKE, Peter, Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Crítica, 2001.
PORTUS, Javier, y VEGA, Jesusa, La estampa religiosa en la España del Antiguo Régimen, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1998.
TREVOR ROPER, Hugh, Príncipes y artistas. Mecenazgo e Ideología en cuatro Cortes de los Habsburgo, 1517-1623, Madrid, 1992.

1 comentario:

  1. Nos ha parecido muy interesante la exposición y por ello queremos dejar un comentario para exponer nuestra visión sobre los aspectos que se recogen en la misma.

    En efecto, la necesidad de entenderse con otros pueblos ha llevado desde antiguo a establecer en mayor o menor medida lenguas comunes capaces de servir como nexos de comunicación entre sí. Y es cierto lo de la jerarquización de las lenguas, recordemos las palabras que se le atribuyen al emperador Carlos V: “Hablo en italiano con los embajadores; en francés, con las mujeres; en alemán con los soldados; en inglés con los caballos y en español con Dios”. Por todos es sabido que si hoy en día el idioma internacional es el inglés, hasta mediados de la Edad Moderna lo fue el latín –si estamos en lo cierto, Leibniz fue el último filósofo en escribir sus obras en esta lengua-.
    En cuanto al lenguaje icónico-visual, decir que su importancia no decrece, pues sólo hay que ver que se nos hace imprescindible hoy en día ver imágenes en cualquier anuncio publicitario e incluso en cualquier exposición. Podemos leer en el texto “… las iglesias, puesto que una simple imagen podía abarcar las otras dos vías, véase la iconografía religiosa que infundían el miedo en la población y conseguía adoctrinar. En términos generales, la tradición oral era a la que accedía la amplia mayoría de la población, mientras que entre las otras sólo una minoría podía moverse con fluidez.” En parte es cierto, pero hay que aclarar que, en primer lugar, estas imágenes eran identificables para el común del vulgo, incluso a pesar del analfabetismo, y era, tal y como muy bien aclaráis, gracias a la tradición oral mediante la cual se difundía la religión, mas hay que matizar que la inmensa parte de la población podía y debía acceder a estos mensajes, es decir, que el lenguaje icónico no era tan exclusivista como podamos pensar; en segundo lugar, decir que tales mensajes, además de adoctrinar dando miedo y de su función didáctica, también tenía una función ejemplarizante mostrando imágenes que buscaban fascinar a una población no acostumbrada a tales obras escultóricas, pictóricas, arquitectónicas –pues también la arquitectura es una forma de lenguaje icónico-visual-.

    Para finalizar, tenemos que subrayar el buen trabajo de síntesis realizado por los compañeros y agradecer su esfuerzo por transmitirnos con claridad los distintos elementos que componen cada tipo de lenguaje.

    Grupo IV

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